martes, 10 de enero de 2017

CARTA A MARIANA, DONDE APARECEN NOMBRES




Querida Mariana: Hace tiempo, la Coca Cola lanzó una exitosa campaña publicitaria. La campaña consistía en ofrecer latas y botellas con nombres propios. Por ahí todo mundo anduvo buscando la botella con su nombre. No faltó el que buscó una lata con el nombre de su novia y se la obsequió. Las ventas del refresco se incrementaron.
¿Por qué a la gente le llama la atención ver su nombre impreso en un objeto? Los sicólogos deben conocer los impulsos a los cuales respondemos, pero, sin duda, un elemento que justifica tal comportamiento es el sentido de pertenencia. A los seres humanos les gusta sentirse incluidos, incluso, saberse especiales. Yo debo confesar que la primera vez que vi mi nombre en una revista me sentí chento. Compré la revista y se la enseñé a mi mamá. Mi prima Rome dijo que recortáramos la página, que la colocáramos en un marco y éste lo colgáramos en una pared de la sala. En el momento que lo escuché casi vi el cuadro a mitad de la pared, pero un segundo después la cordura volvió a mi espíritu y deseché la idea de inmediato. Desde entonces dejé de ensoberbecerme ante mi nombre. Sonrío cuando veo que el periódico donde aparece una Arenilla sirve para limpiar los cristales de las ventanas; recuerdo que en una ocasión que fui al mercado y pedí cinco chorizos, la muchacha los colocó sobre una hoja donde aparecía mi foto. Ella vio la foto y luego me vio a mí, dijo: Ah, es usted, y terminó de envolver los chorizos. Sin duda mi cara quedó llena de grasa de cuch.
La campaña de la Coca Cola no fue algo inusual. Los expertos en mercadotecnia dicen que los publicistas de la empresa refresquera retomaron la idea de Starbucks, pues en esta empresa tienen la costumbre de personalizar los vasos de café. Pero, en México sabemos que, mucho antes que el Starbucks, los taxistas, traileros y choferes de transportes públicos pintaban en los parachoques o en lugares visibles del automóvil los nombres de sus hijos. Padres orgullosos pintan los nombres de sus hijos para que ellos sean visibles y permanentes. Si (tal vez) sus nombres nunca aparecerán en periódicos o revistas, que sus nombres ¡estén en los autos y se muestren por todos los caminos!
El conductor de este camioncito tiene dos hijos: Diego y Alex. Por ello, una tarde fue al taller de un rotulista y le pidió que pintara esos nombres en la parte superior del cristal delantero. Le pidió que pintara una franja blanca (que también sirve para evitar el deslumbre) y colocara, en medio de dos angelitos negros (porque no se vale que sólo existan ángeles blancos), los nombres de sus hijos; pero, luego, cuando colocó un pescante superior, fue con el mismo rotulista y le pidió que pintara el rostro de Cristo y debajo los nombres de sus hijos. ¿Los de siempre? Sí, pero ahora píntelos con su nombre completo, porque Alex ya creció, ¿sabe? Que diga Alejandro y Diego. Pero, al rotulista se le olvidó preguntar si Alejandro iba con jota de jalea o con ge de gato y pintó Alegandro.
Quincho Vázquez, poeta enormísimo, juguetón del lenguaje, me decía Acercandro para no decirme Alejandro. ¿Qué decir ante el rotulista que dice Alegandro en lugar de Alejandro?
Fue un error del rotulista, porque ¿no se llama Alegandro el hijo del conductor, verdad? Un nombre semejante tiende un puente de inmediato con la palabra alegar. Si Quincho me decía Acercandro para acercar lo que estaba alejado, ¿fue intencional el juego del rotulista?
Los políticos también tienen su corazoncito y les encanta ver sus nombres en los puentes que se construyeron durante su administración; en los mercados, en las unidades habitacionales, en calles, avenidas, en aeropuertos, en medallas, en premios, en reconocimientos. Hay un intento por transcender, por inscribir sus nombres para la posteridad, para la eternidad. Sólo porque el exceso también tiene límites, no ha habido algún presidente de la república que rebautice lagunas, ríos o mares que recalan en las playas mexicanas.
Posdata: Fue un error de brocha, ¿verdad?, querida Mariana. Cuesta trabajo pensar que alguien se llame Alegandro. ¿Hay alguien que se llame Acercandro?