martes, 3 de enero de 2017

DE LA SERIE: “PORQUE LA TELE TAMBIÉN BORDA NUBES (5)” ERACLIO CON HACHE





El día 31 de diciembre ¡eliminé a Laco! Y Laco se me apareció el uno de enero. Apareció en la pantalla de la televisión, en su faceta de actor. Lo había eliminado de mis contactos en el teléfono celular.
Un día, de hace dos o tres años, no sé bien, Mario Nandayapa me dijo que Laco Zepeda podría venir a Comitán a presentar el libro: “Los pasos de Laco”, que es puntual transcripción de una entrevista que Mario le hizo, casi un libro de memorias soberbias, soberanas.
Nandayapa me dio el número de Laco y dijo: “Hablale, para que te pongás de acuerdo con él y vamos a Comitán”. Emocionado le llamé, una y otra y otra vez. Laco nunca respondió. “No me contesta”, le dije a Mario, también por teléfono, y Mario se comprometió a platicar con Laco y amarrar una fecha para que ambos vinieran a la presentación de ese libro excelso. ¡Hasta la fecha! No sé si Mario no logró el cometido, o Laco tenía muchos compromisos, o ¡vaya usted a saber! No sé. Lo único que sé es que nunca se logró la presentación. (Laco vino a Comitán tiempo después, pero a dar una conferencia. Lo trajo la UNACH.)
Así pues, cuando el día 31 el nombre de Laco apareció en la lista de contactos de mi celular decidí eliminarlo. Su número no me había servido y, seguro, ya no me serviría en adelante.
Pero, en la mañana del uno de enero, apareció el eliminado. Apareció tal como se ve en la fotografía, en el personaje de Francisco Villa, en la cinta “Campanas Rojas”. En la foto que tomé se ve con mirada de tiuca molesta, casi encabronada, pero en realidad lo que hace es ver con intensidad al actor Franco Nero, que interpreta al periodista norteamericano John Reed. ¡Apareció el eliminado, el iluminado! Ahí, en la pantalla del televisor, estaba Laco, el gran Laco, que, hombre de palabra, siempre la cumplió, en tratándose de vainas literarias, porque no se murió antes de terminar la tetralogía narrativa que había prometido. Escribió cuatro novelas que tenían un hilo conductor: la historia de Chiapas, a través de los elementos con los que los antiguos explicaban la naturaleza del mundo: aire, tierra, viento y fuego.
No sé si Mario le preguntó a Laco qué pensó cuando vio que en los créditos de la película aparece su nombre con hache, y en el cartel está escrito sin hache. ¿Le preguntó qué diferencia hace la hache en un nombre? ¿Le preguntó si, para evitar confusiones y demostrar cariño sobrado, sus paisanos siempre le dijeron Laco, Laco por aquí, Laco por allá?
Mariana me dijo que no sabía que Laco interpretó al revolucionario en dos cintas de renombre: la que exhibió el canal televisivo de Cine Mexicano, el uno de enero (a las cinco de la mañana), que es una coproducción de México y de Rusia; y la película “Reed, México insurgente”, que es una cinta mexicana, dirigida por Paul Leduc.
Cuando vi la película “Campanas rojas” en el Cine Comitán, la mayoría de espectadores salió molesta. La película tuvo pretensiones muy sobradas y resultó malograda. La escena final es muy fumada: los cadáveres de cientos de revolucionarios se levantan al sonido de las campanas. El mensaje simbolista no fue del agrado de los cinéfilos y varios de éstos se levantaron antes de que apareciera la palabra Fin.
Debo reconocer que en ese año (ochenta y dos u ochenta y tres, no sé bien) no identifiqué a Pancho Villa con Laco; es decir, ya había leído cuentos del escritor, pero no tenía el referente de su imagen. Entré al cine, porque (ya lo dije) la cinta venía rodeada de una gran promoción. No me fijé en la relación de nombres de los actores y vi a Pancho como Pancho y no como a Laco.
¿Qué le contó Laco a Mario acerca de la película? ¿Mario le preguntó si él miró por una rendijita a la hora que se grabó la escena donde Blanca Guerra lava su torso y sus pechos en el cuartucho donde está Franco Nero? ¿Le preguntó qué impresión tuvo, no al estar frente a Franco, sino al imaginar que conversa con John Reed? ¿Después de las filmaciones, hubo algún instante en que el espíritu de Pancho se posesionó de Laco y se creyó revolucionario de más?
En cuanto terminó la película la mañana del uno de enero (con esa escena fumada donde los muertos se levantan) fui al estante y busqué un libro de cuentos de Laco y leí uno. Reconocí lo que siempre he sabido: Los grandes no pueden eliminarse. Eliminé el número telefónico de Laco, porque nunca me respondió, pero nunca podré eliminarlo de mi imaginario literario. Sería un absurdo. Dichoso el Nandayapa que convivió con él en vivo y a todo color.
¿Le preguntó Mario la diferencia que hace una hache de más o una hache de menos? Nunca he visto escrito el nombre de Alejandro con hache. ¿Habrá alguna diferencia entre escribir Alejandro o escribir Halejandro? No sé. Quien sí sabía de estas vainas era Julio Cortázar.
No voy a hacerlo, pero me gustaría preguntarle a Mario si aún conserva el número telefónico de Laco entre sus contactos. ¿Cómo lo tiene registrado? ¿Como Laco o Eraclio? ¿Hace esto diferencia?