lunes, 20 de febrero de 2017

CARTA A MARIANA, DONDE SE HABLA DE UNA PINTURA COLOCADA EN EL RETABLO DEL TEMPLO DE SANTO DOMINGO




Querida Mariana: Este cuadro de San Pedro Mártir está en el templo de Santo Domingo, en Comitán. Arnulfo dice que este santo fue el primer protomártir de los dominicos. ¡Ah, entiendo entonces! Digo que entiendo por qué el cuadro (obra del maestro Javier Mandujano Solórzano) está en el interior del templo, en el retablo del altar mayor; pero no entiendo qué significa la palabra protomártir. Arnulfo, como si fuera el Espíritu Santo, me ilumina: “Ah, qué mudo sos, ¿cómo no lo vas a saber? ¿No decís pues que sos escritor? Protomártir significa: El primer mártir”. Y estoy a punto de preguntar por qué mataron a don Pedro, pero Arnulfo se me adelanta (como dijeran los textos árabes: “¡Que Allah bendiga a los adelantados!”). Me resuelve la duda, pero antes dice que don Pedro nació en Verona y por eso también se le conoce como Pedro de Verona, porque era costumbre que a los famosos les agregaban el nombre del pueblo donde nacían; es decir, Pancho Pitirijas, quien es un famoso comiteco, bien podría llamarse Pancho Piritijas de Comitán.
Lo venadearon, al pobre de San Pedro Mártir, ¡lo venadearon! Una mañana un tipo le dio un catorrazo en la cabeza (por eso, acá en el cuadro se ve una mancha de sangre en su mollera) y, luego, le asestó una puñalada. Aunque la fotografía es un poco oscura se logra ver el puñal por encima de su hombro derecho.
Arnulfo dice que el santo murió en defensa de la fe, de ahí su calidad de mártir. Me sorprende algo que mi amigo dice: “Pedro de Verona es destacado por su pureza virginal, tanto del cuerpo como de la mente”. A ver, a ver, ¿cómo está eso? Sí, insiste Arnulfo, San Pedro Mártir fue intocado por el espíritu maligno, jamás tuvo contacto carnal y jamás idea nefasta penetró en su cerebro. Pucha, como dijeran los árabes: “¡Qué Allah bendiga mil veces sus parcelas!”.
Pero, así tan calladito como se ve (con su dedo pareciera que ordena hacer silencio), fue perversón, porque, en aras de la defensa de su fe, fue inquisidor en Italia; es decir, fue uno de los compas que juzgó a los infieles, a través del Santo Oficio, que tanto horror causó al mundo. Si alguien tratara de sintetizar su vida, diría que: “Martirizó a sus semejantes y terminó sujeto de martirio.”. “Vida, nada me debes; vida, estamos en paz.”
Este cuadro lo mandó a pintar el padre Carlos, primo del artista. Y el marco se colocó en el retablo central, sin duda, porque un antiguo precepto ordenaba que los templos dominicos tuvieran una imagen de él, para incentivar su devoción. No se sabe que en Comitán haya gente devota de San Pedro de Verona, pero tal vez por ahí algún despistado le prende sus veladoras. Acá en Comitán abundan los devotos de San Caralampio, el santo más querido del pueblo.
Arnulfo dice que los elementos iconográficos que siempre lo acompañan son: la mancha de sangre en la frente, el puñal con el que fue asesinado, un libro, la aureola y un dedo sobre los labios. Dice que la aureola significa ¡virginidad! En plan de broma le digo que el ciento por ciento de mis amigas jovencitas no podría ostentar tal mérito. Arnulfo ignora mi comentario y concluye diciendo que el dedo sobre los labios se ha interpretado como una contradicción: ¿Cómo un predicador tan excelso sugiere hacer silencio?
Nada digo, porque ya me di cuenta que Arnulfo no celebra mis bromas, pero pienso que acá, en el templo de Comitán, San Pedro de Verona le dice al compa que está a su lado que se calle, que deje oír los chismes que doña Cata está contando antes que comience la misa de doce.
Arnulfo dice que, en la mayoría de cuadros pintados, San Pedro Mártir aparece con el libro abierto, en señal de la prédica del evangelio. En el cuadro que existe en el templo comiteco el libro está cerrado (también el jovencito de adelante tiene cerrado el libro). ¿Fue algún mensaje que quiso enviarnos el artista? ¿Nos quiso decir que en Comitán, al contrario de Verona, no tenemos la costumbre sana de ser grandes lectores? ¿Su dedo nos está indicando que los comitecos no debemos ser tan chismosos?

Posdata: El cuadro ya cumplió más de medio siglo. Es de buena factura. El maestro Güero era un artista académico. Es una pena que los fieles no se acerquen a ver esos cuadros que son parte del primer museo sacro que tuvimos en Comitán. Bueno, a veces uno quiere acercarse y el sacristán o la encargada del templo se molestan. Es una pena. Pero, bueno, tienen razón, porque existen muchas historias de robos en los templos del mundo, y ¡uno nunca sabe!