domingo, 6 de mayo de 2018

CARTA A MARIANA, DONDE NOS ENTERAMOS QUE NO HABRÁ NOBEL DE LITERATURA EN 2018




Querida Mariana: ¡Que alguien me explique! Supongamos que X trabaja de sirvienta en mi casa. X realiza una labor muy importante: Es la encargada de darnos de comer y hacerlo de manera higiénica y sabrosa. Un día nos enteramos que el esposo de X, un tal Y, es demandado por dieciocho mujeres, por violencia sexual. Resulta que el tal Y resultó de ojo alegre y anduvo enredado en las camas de aquéllas (que, por cierto, no dicen cómo cayeron bajo el influyo de Y. Queda la duda si no fueron ellas las propiciadoras de tales encuentros). La noticia impacta a X y decide renunciar al trabajo, porque se siente indigna. Nosotros le decimos a X que ella no tiene por qué asumir culpas ajenas. Es cierto que Y es su esposo, pero ella no es culpable de sus devaneos (calenturas, le dicen en el pueblo). Con tristeza aceptamos que X se vaya. ¿Y ahora? Bueno, pues (con la pena) debemos buscar a otra persona para que nos prepare los alimentos. Buscaremos a alguien que tenga la eficiencia y la sazón de X; es decir, ¡no podemos quedarnos sin nuestros alimentos! Bueno, algo semejante (hasta donde entiendo) sucedió en la Academia Sueca, institución que se encarga de otorgar el Nobel de Literatura, cada año. Don Juan de las Pitayas, esposo de doña Almendra de los tejocotes, fue acusado de agresión sexual por dieciocho mujeres. El supuesto problema es que doña Almendra de los tejocotes es (era) integrante de la Academia. En cuanto se supo el chisme, los ojos de medio mundo, como reflectores, alumbraron la imagen de doña Almendra. Ésta, apenada por el comportamiento de su esposo, renunció a su cargo. Hasta ahí bien. ¿Bien? ¡No! Doña Almendra de los tejocotes no debe cargar con la culpa que sólo debe corresponder a su marido, quien ya merece el título de El garañón del año ¿Bien? ¡No! No, porque la historia de las dieciocho víctimas no debe ser tan inocente. Un buen reportaje periodístico daría luces acerca de las vinculaciones de ellas con el supuesto agresor. Pero, bueno, en todo caso, ya doña Almendra se victimizó. El caso abrió la puerta y al abrirse ésta salió lodo. Pero, ¿hay alguien que, a estas alturas, piense que la Academia es impoluta, alejada de intereses personales y de grupo? ¡Por supuesto que no! Medio mundo sabe que la concesión del premio incluye intereses extraliterarios, que van desde intereses políticos hasta intereses económicos. Total que la Academia decidió no entregar el Premio correspondiente a 2018. No sé si la Academia se enteró que en nuestro estado ya enterraron el Premio Chiapas y quisieron imitar la tonta decisión.
No me estás preguntando pero te diré que a mí no me parece correcta la decisión de la Academia Sueca. Es como si, por culpa del esposo de mi cocinera X, en casa ya no comiéramos todo el año y lo hiciéramos hasta el 2019. En el hipotético caso que planteé, la solución es contratar a otra cocinera, hay millones en el mundo. La Academia debió cubrir los espacios vacíos con personas probas. Era la gran oportunidad de limpiar un poco la institución. Con su determinación deshonra la memoria de Alfredo Nobel. El señor Nobel determinó que se entregara el Premio de Literatura para honrar a los mejores escritores. Es penoso que tal honra se posponga, parafraseando a doña Silvia Pinal, por “simples casos de la vida real”. Los políticos mencionan que nada debe estar por encima de las instituciones, éstas son las que fortalecen la vida contemporánea en comunidad. Hay lodo y caca en las instituciones del mundo, por supuesto que sí. Hoy, que los mexicanos estamos inmersos en un proceso electoral, los votantes deseamos que las instituciones se renueven, que las lacras puedan ser eliminadas, para que tengamos una patria más justa. Se sabe que en todas las instituciones del mundo hay hombres ojo alegre y mujeres boca rápida. Si las instituciones del mundo se dedicaran a postergar trabajos por la infidelidad de sus integrantes habría una parálisis total en instantes.
La Academia Sueca debió hacer una buena campaña de limpieza y renovar la institución. Al posponer la entrega socavó los cimientos que don Alfredo construyó. ¡Qué tonta la Academia! En lugar de posponer la entrega, la Academia debió decirle a don Juan de las Pitayas que escriba La historia, podría resultar una novela buenísima. Con suerte podría ser considerada para recibir el Nobel del 2018. ¡Dieciocho demandas realizadas por dieciocho mujeres! Uf. De entrada se nota que, como dijera López Obrador, fue un complot.
Posdata: En 2016 el mundo se enteró que la Academia había concedido el Nobel de Literatura a Bob Dylan, personaje reconocido en el mundo más por ser cantante que por ser escritor. Tal designación levantó mucho polvo en todo el mundo. Hubo gente que estuvo a favor y gente que estuvo en contra. Sin duda que el reconocimiento a Dylan obedeció a intereses extra literarios, pero esto fue como la sal y la pimienta del platillo literario. Ahora, los académicos nos dejarán sin comer este año. El año pasado concedieron el premio a un escritor nacido en Japón y residente en Inglaterra: Kazuo Ishiguro. Vos sabés que soy snob. De inmediato fui a comprar libros de él. Si no hubiera sido por el Nobel no habría conocido parte de su obra, que me pareció muy interesante. Este año no realizaré ese ritual y desde ya lo lamento. Lamento mucho la decisión de la Academia, revolvieron la caca y los fluidos seminales con el agua a veces limpia, a veces turbia, a veces pestilente, a veces vivificadora, a veces dramática de la literatura. ¿Qué esperaba la Academia Sueca? ¿Que sus integrantes fueran impolutos, blancas palomas? Se olvidaron de la sentencia bíblica, “Quien esté libre de culpa que tire la primera piedra”, y con ello mezclaron soles con piedras, y se sabe, desde siempre, que la piedra común y corriente no genera luz.